Claramente, el tequierismo se está volviendo patológico.
Durante mi pertenencia a este grupo, pude identificar al menos tres etapas, que son, a saber:
Introducción al tequierismo.
Aquí es donde uno comienza a darse cuenta que hay algún fusible que no salta ante algún desperfecto. Es cuando terminas el acto sexual (conocido entre los tequieristas como "hacer el amor", aun cuando sea con un desconocido) y se te escabulle la frase "te quiero", cuando a la semana no podes dejar de pensar en ella, y pormenores que comienzan a afectar tu vida sentimental, no así tu sanidad mental.
Síntomas comunes: Poca duración de las parejas, llantos descontrolados, excesos de cariño, resumen de la tarjeta saturada en casas de golosinas y tiendas de flores.
Tequierismo patológico
En este punto, el tequierismo comienza a afectar tanto nuestro comportamiento diario como nuestra salubridad mental. Todas las relaciones se analizan como "posibles" casos agudos. Comenzamos a extender el concepto a las amistades, y, cual floggers, repetimos cada tres palabras, una (solo que en este caso, en vez de ser "aarreee" es "te quiero"). Todos los órdenes de la vida se ven definidos por el grado de aprecio que se tiene a esa persona e incluso comienza a declinar el deseo sexual en favor de la compañía sentimental.
Síntomas comunes: los de la etapa anterior, adicionado el comentario de tus amigos de "sos medio boludo", "yo también te dejaría si fuera tu novia", mas llantos descontrolados, sospechosa adicción a la película "alfie" y "el diario de Bridgit Jones".
Tequierismo estructural.
Este es el caso más grave de tequierismo. Se manifiesta en todos los órdenes de la vida y no hay cura conocida. Según María Laura, Psicóloga de la UBA, "el tequierismo estructural no se cura. Se vive con él o se padece, se manifiesta o se reprime, según la ocasión". El enfermo ya pierde el control del tiempo y espacio que lo rodea para comenzar a fundir en la realidad sus deseos tequieristas mas profundos, llegando incluso a aislarse completamente de la sociedad (que a su manera, lo pone en cuarentena para no contagiarse, cual defensa inconsciente). Este tequierismo es el que sufren los redactores de este blog.
Ahora bien, ustedes se preguntarán cómo reconocer este último caso, del cual no hay vuelta atrás. (Por alguna razón, uno siempre quiere saber qué tan al horno esta). Bueno, dentro de los síntomas comunes, podemos encontrar la exclamación de un te quiero a menos de una hora de conocer a alguien, el imaginarse un futuro con una compañera casual de banco en un examen de ingles, el aislamiento social producido por ciertas pautas de conductas (estas pautas están explicadas en textos anteriores), la ruptura con tu novia porque "sos demasiado dulce, el problema es que yo no estoy preparada", los planteos de irte a vivir con ella a los 10 días de conocerla y el saber que nombre le vas a poner a tus hijos, porque combinan con su apellido y su color de ojos.
Como ustedes se darán cuenta, el tequierismo estructural es devastador. Arrasa con todas las aristas de nuestra persona, hasta hacerse del control de nuestro cuerpo, como si del T-virus se tratara (si no vieron o jugaron a Residen Evil", piensen en algo muuuuy malo. Si la vieron, obvien la parte de Milla Jovovich, a quien amo, como buen tequierista).
Lamentablemente, nuestra psicóloga de cabecera no nos dio las mejores noticias. Y cuenta con toda nuestra credibilidad, dado que no tiene conflicto de intereses. No es tequierista, ella sufre de histeria aguda. Suele ser un coctel explosivo cuando entrelaza su vida con la de un tequierista