Está ahí, lo miro, me habla, a escasos metros de distancia. Veo sus ojos, sus manos, sus labios. Tiene un arito en la lengua y uno en la ceja, tiene una cara especial. Me tiene a mi, pero yo no a el. El problema: me tiene a mi.
Tenerme sin quererlo es un problema, es disparar mi tequierismo potencial. Fucking big mistake.
El tequierismo cuando explota en la union de dos personas suele ser, como desarrollamos hasta aquí, claramente fatal. Imaginen todo lo que leyeron hasta ahora, pero agreguenle el hecho de aun no haber consumado la unión. Ni un beso, ni un abrazo, ni una mirada.
El tequierismo en este punto es una fuerza corrosiva en el interior de quien lo padece. Es una especie de compulsión a hacer o decir cualquier cosa con tal de que el objeto de nuestro amor se rinda. En la etapa potencial, de la cabeza para adentro, estamos dispuestos a casarnos, a amar toda la vida, a hacer feliz a quien aun no nos ha elegido. De acá al borda solo hay un viaje en ambulancia.
Si mi superyó no estuviera bien constituido, estaría en problemas. Las líneas suelen desdibujarseme y eso es un error. No se puede ir por la vida queriendo decirle a un cliente que me gusta mucho, tanto como para haber decidido ya la raza de perro que quiero tener con el cuando vivamos juntos. Y lo miro y pienso que es perfecto. Y llamo a mi hermano para no abrir de más la boca. Y laburo gratis algunas horas solo para el. Maldito tequierismo. Todos putos.
Esta es mi fase potencial, condicional. Podría pasar, pero no pasa. El problema es que si no pasa y ya estoy asi de idiotizado, cuando pase no habra barrera que detenga la fuerza de mi adoración. Es un hecho, triste, pero real.
By: Tin
martes, 16 de marzo de 2010
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