miércoles, 26 de noviembre de 2008

Flashes

Digamos que tenemos dos fotos, de dos días diferentes, en la misma semana.

En la primera foto estoy yo, con cara de aburrido, en un restaurant de “Las Lomitas” sentado frente a una ensalada Caesar un poco amarga y escuchando con casi fingido interés lo que X me dice. Distraídamente su mano roza la mía, sus ojos se cruzan con los míos, su charla (0continua) continúa. Estoy hastiado.
Cada seis palabras una es “mi amor”, “conejito”, “gatito”, “gordo”, “mi vida” intercalados en un monótono relato de las “aventuras” de su día a día.

La segunda polaroid ocurre cuatro dias después. En ella me pueden ver a mi, completamente fascinado, mirando con atención a la cara y gestos de Y, quien me cuenta, frío, duro, sopesando cada palabra, su casi paralizante miedo a tener contacto conmigo en publico. Sus problemas psicologicos, sus miedos, su particular deseo de huir de todo y de todos. Sobre todo del futuro, probable, esquivo, inabarcable, intangible, inexistente, conmigo. Mi sonrisa es inabarcable. Hasta olvidé los panzottis a la bolognesa.

X es seguro de si mismo, labura, tiene vision de futuro, problemas minimos y una clara intención de tenerme como novio.
Y es un caso especial, mas niño, menos confiado, con “problemas”, con amigos que me bañarian en veneno o ácido, inseguro, esquivo, definitivamente poco comprometido conmigo.

¿Adivinen a cual dejé por sentir que me moria ahogado y a cual aspiro amar con toda mi alma tequierista? Les dejo una pista: las pastas me pueden. (by Tin)

lunes, 3 de noviembre de 2008

Cobarde

En una conquista, mis palabras jamás me condenan. Es condicion necesaria, aunque no suficiente para ello, que primero salgan de mi boca. Que pueda articular una frase precisa en el instante indicado, sin balbucear monosilabos de por medio.
No es problema de las musas, dado que siempre proveen a mi mente la inspiracion necesaria. Tampoco es un problema gramatical. En ella, se forman oraciones exquisitas que de salir de mi boca, serian dignas de un libro de becker, aunque, claramente, es algo improblable.
Entonces, si todo el proceso de creacion se encuentra aceitado, ¿donde está el impedimento?
La respuesta es simple. Mi cobardía. Ese mar de dudas que impide en el momento decisivo la arremetida final. Ese mar que con sus olas furiosas, destruye todo tipo de aspiración amorosa. El resto de las personas tienen un sentido común que les indica cuando una relación es proclive a avanzar un nivel. Lamentablemente, yo solo poseo los cinco sentidos originarios, incluso el de la vista un poco atrofiado, pero aun así, está.
El problema de este sentido es que no se adquiere en tiendas, ni se anuncia por Spayette. Si fuera tan fácil, mi tarjeta estaría presta a salvar este gran problema que me condena a la soledad.
Si a esto se le suma la cualidad de "tequierista" (una basta teoría acerca del comportamiento de un reducido grupo del género humano, pero que se puede reducir sin ahondar en detalles como la capacidad de enamorarse plenamente en cuestión de días, e incluso, en casos agudos, en cuestión de horas), el cóctel resultante es más poderoso que 12 kilogramos de C4 distribuidos estratégicamente en la planta del edificio a demoler.
Lamentablemente, este texto, a diferencia de los previos, no posee un remate, ni siquiera una reflexión final. Para esto, sería necesario que salve el problema inicial y la verdad es que es de reciente descubrimiento y aun está en etapa de estudio. Es por esto que si alguno ya transito este duro camino, solicítole que se ponga en contacto conmigo para tomar cartas en el asunto a la brevedad.
Desde ya, muchas gracias.

By Lilith