Una caso grave entre los tequieristas, y bastante común por cierto, es cuando el tequierista se enamora de su amante. O sus amantes. Movido por este afán de dar amor a mansalva, el tequierista se aparta de los preceptos cristianos y no ve la infidelidad como un acto de gula, de lujuria, sino como un acto de compromiso, de generosidad hacia el otro carente de afecto. Hasta ahí todo funciona según los cánones normales del tequierismo, el problema viene cuando el número de amantes crece. Ahí se complica mantener el decoro porque el tequierista ama a todas/os por igual, y se siente mal por no poderle brindar a todas/os la atención necesaria. Además, puede ocurrir algo que pondría en riesgo la vida del tequirista, y es que el amante se enamore e intente tener privilegios que sólo están reservado para la pareja oficial: el blanqueamiento. Ahí, el tequierista con todo el dolor del mundo debe ser hábil para saber dejar a su amante, demostrándole el mismo amor de siempre pero dándole a entender que lo suyo no puede seguir siendo posible. Esto es durísimo para el tequierista, que en efecto sigue enamorado de su amante. Pero debe ser fuerte y preservar a su especie. La excusa más usada y efectiva es "me estoy enamorando tanto de vos que no puedo seguir con esto porque me hace mal. Dejaría todo por nuestro amor pero mi novia tiene una enfermedad grave y no la puedo abandonar ahora". El único problema de esto es que uno va acumulando excusas, amantes, y preocupaciones. Si bien no suelen volverse en contra del tequierista, la cabeza sensible de este siempre teme que en algún momento el amante se enoje y de a conocer al mundo su amor. O lo que es peor, cuando un tequierista no aguanta más de amor y deja a su pareja por un amante, tiene terror que los otros amantes despechados pueden enfadarse por no haber sido ellos los elegidos y ocurra una desgracia. Tequieristas, es difícil, pero venceremos. ¡Tequierismo o muerte! (by Tom)
miércoles, 21 de enero de 2009
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1 comentario:
a mi me pasooo
pero sabes que? el amor tequierista a los amantes da culpa de la cuota de amor que mezquinamos a los novios/as.
Cuando tuve que elegir, siempre elegi a mis novios.
Digamos que lo mio es un voto-cuota digno de los 90
estabilidad o muerte!
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